Identidad

Queremos educar de acuerdo con el Espíritu Evangélico, la doctrina de la Iglesia Católica y en consonancia con el carisma de la Anunciata

Toda la actividad de la Comunidad Educativa es, en sí misma, evangelizadora. El quehacer educativo está integrado en la Pastoral.

En nuestra acción educativa, orientada a la formación integral del hombre y la mujer, no nos limitamos a la transmisión de saberes, sino que, siguiendo el ejemplo del Padre Francisco Coll consideramos como elemento determinante de nuestra escuela despertar y acompañar a nuestros alumnos/as en su crecimiento en la Fe.
En nuestra escuela ocupa un lugar preferente el amor a María. La presentamos como modelo de mujer creyente que escucha, acoge y celebra la Buena Noticia del Evangelio y se compromete a la misión salvífica.

El objetivo de la accion pastoral es orientar la acción educativa de nuestro Centro para que, desde la Identidad de Dominicas de la Anunciata y en comunión con la Iglesia local, logre su objetivo primordial: vivir y comunicar la Buena Noticia a través de la educación integral de la niñez y juventud, desde la visión cristiana del hombre y de la vida, en el contexto de nuestra cultura actual.

VIDA Y OBRA DE SAN FRANCISCO COLL

            Francisco Coll y Guitart nace en Gombrèn, diócesis de Vic y provincia de Gerona, en 1812. Desde la infancia se sintió inclinado al sacerdocio y, en orden a su preparación, se incorporó al seminario de la capital de su diócesis en 1822. Persuadido de que el Señor le llamaba al estado religioso ingresó en el convento de la Anunciación de Gerona, perteneciente a la Orden de Predicadores, en 1830.

           En agosto de 1835 se ve obligado a abandonar el convento a causa de desamortización de Mendizábal.

           Fiel a su vocación dominicana, sería misionero, dedicado a las misiones populares recorriendo los pueblos de su Cataluña natal.

           En contacto con la pobreza social y espiritual, siente que el remedio a estos males estaría en la educación de las niñas pobres, que están lejos de tener acceso a la escuela.

           En su trato pastoral el P. Coll conoce y dirige a jóvenes deseosas de dedicarse al servicio de Dios y de sus prójimos, pero él sabía bien que aquellas jóvenes pobres nunca tendrían la oportunidad de entrar en buena parte de los conventos de entonces. Empezó a madurar dentro de sí la idea de reunir a algunas de esas jóvenes, prepararlas para la educación y repartirlas por los pueblos para que, con su trabajo evangelizador, dieran continuidad a la labor misionera, educaran cristianamente a las niñas, y sembraran por las poblaciones grandes y pequeñas la semilla de la verdadera doctrina, o sea del Evangelio.

          En 1856 reunió a siete jóvenes, en una casa de Vic para iniciar su formación religiosa y su instrucción, con el objetivo de que se dedicaran a la enseñanza de las niñas en los pueblos. Así nace la Congregación de las Hermanas Dominicas de la Anunciata.

          A los cinco años de la muerte del fundador, se vio realizado un sueño suyo: la expansión de la Congregación fuera de su Cataluña natal. Las Dominicas de la Anunciata llegaron en pocos años a Albacete, Asturias, Valencia… Y en 1908 ya estaban en América.

          Después de más de 150 años la educación sigue siendo nuestra principal misión; educamos en nuestros Centros de acuerdo con el Carácter Propio de los colegios de Dominicas de la Anunciata.

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